Caminaba con la enana de la mano por la peatonal,
programa un tanto insólito, si los hay !!.
Para desarrollar un viernes de febrero por la tarde, con mi enana, en fin...
Alli andabamos las dos cuando de repente,cual fabula infantil,vemos una mesa repleta
de libros de carton pintado, y tres chicos vestidos de colores, pintando esos libros de carton
y ofreciéndolos como si fuesen hermosos bollitos rellenos de dulce de leche,
yo feliz del encuentro, miré y revolví lo que pude, mientras la enana era salvaguardada por
su angel guardian, de caer en las fauces de alguna vieja de rouge color salmón; cuestión que le dije al señor poeta (Eloiso Cartonero) que me vendia los libros-bollitos, deme dos!: uno de frutilla y sol para mi enana y otro marroncito con las letras verdes para mi,¡¡ para llevar a casa claro!!.
Por esas sorpresas que me depara esta ciudad, la amo,
a pesar de los empleados publicos,
de las carteras simil cuero de color plateadas,
del terror de parecerme a aquella señora de brushing rubicundo
y alianza de casada en la catedral;
ufff ... a pesar de que Paranà sea, a veces, tan Paranà
yo la amo, por que siempre y una vez mas,
me esconde una sorpresa en la baldosa menos esperada.
pd: Eran los libros de Eloisa Cartonera ¡¡que lindos libros!!